El ladrón del Jardín
Por Camila Flores
El pequeño Tomás se sacudió el pasto de las rodillas enrojecidas y siguió corriendo. El jardín de su casa no era lo suficientemente grande como para que el ladrón huyera ileso con su tesoro más preciado en sus arrugadas y peludas manos. Esquivó como pudo las ramas de los árboles que su madre cuidaba con tanto esmero, pero el duendecillo fue más ágil. En segundos, desapareció entre la maleza y, con él, su querido dinosaurio de goma.
Tiempo después, el anciano Tomás volvió a la vieja casa y, entre las ramas que ya nadie podaba, vio el pequeño juguete. Sus ojos, ya cansados, no le permitieron ver al ladrón arrepentido.
Ilustración por https://www.instagram.com/pamelamurtilla/
Me quedo sin palabras con el arte de Pamela, simplemente precioso. Muchas gracias.